Mientras los ingenieros trabajan para reanudar las operaciones de un oleoducto entre Argentina y Chile, las autoridades del primer país dieron a conocer un régimen regulatorio especial.
Conocida como oleoducto Otasa o Estenssoro-Pedrals, la infraestructura conecta la cuenca argentina Neuquén —donde se encuentra la formación de esquisto Vaca Muerta, polo de rápido crecimiento— con la refinería de la petrolera estatal chilena, Enap, en la Región del Biobío, que abastece a la mayor parte del sur del país.
Las exportaciones se detuvieron en octubre del 2006 debido a que su uso había disminuido de 115.000b/d en su punto máximo a cerca de 35.000b/d, lo que restaba viabilidad económica a su operación, informó BNamericas anteriormente.
La estatal argentina de hidrocarburos, YPF, junto con Enap y una unidad de la estadounidense Chevron tienen la concesión de Otasa. El grupo de empresas señaló recientemente que esperaba que las exportaciones argentinas a Chile —y potencialmente a través de Chile— se reanudaran en mayo, con un volumen de despacho estimado de 70.000b/d para fin de año.
Las nuevas reglas se adaptan a la infraestructura transfronteriza y difieren de las que rigen las exportaciones a través de los puertos marítimos del Atlántico argentino. Una diferencia clave es que los productores que deseen exportar petróleo a través de Otasa no tendrán que consultar primero a las refinerías locales, procedimiento que las empresas exportadoras que operan en el Atlántico deben seguir para garantizar la cobertura de la demanda local. En un contexto de creciente producción de petróleo y limitada capacidad nacional de refino, los productores ya extraen más crudo del que se puede procesar. El país, sin embargo, todavía importa diésel y algunas gasolinas premium.
El proceso de autorización es más sencillo, dijo a BNamericas Francisco Romano, socio del bufete Pérez Alati, Grondona, Benites & Arntsen.
Sobre el marco general, agregó: “En mi opinión es bueno, porque da certeza a estas exportaciones. La simplificación de los procedimientos de autorización en todo el segmento de exportación de petróleo, no solo para exportaciones transfronterizas por oleoductos, junto con el desarrollo de infraestructura y las medidas macroeconómicas que garantizan el libre flujo de divisas, sentarán las bases para la exportación a largo plazo y la certidumbre general del sistema”.
Romano, quien es también codirector del Instituto de Energía de la Universidad Austral de Argentina, añadió que la puesta en servicio del ducto Otasa y la reanudación de las exportaciones necesitaban reglamentación.
En una resolución que define el régimen, la Secretaría de Energía argentina expuso las razones de su introducción.
“En virtud de la necesidad operativa de los oleoductos transfronterizos de contar continuamente con un mínimo técnico de carga de hidrocarburos líquidos y un rango determinado de calidad del petróleo crudo transportado, como así también las necesidades continuas de abastecimiento de los importadores de petróleo crudo por ducto, intrínsecamente diferentes a la modalidad de exportación de cargos por medio de buques , se torna oportuno, meritorio y conveniente regular de manera diferenciada y autónoma el régimen de autorizaciones de exportación de hidrocarburos líquidos a través de ductos transfronterizos, en atención a las contingencias logísticas y las variables técnicas y económicas que implican la continuidad de aprovisionamiento requerida para obtener contratos de venta competitivos, durante el período establecido contractualmente y que reporta beneficios indudables para el desarrollo de la economía del país”.
Los productores argentinos están elevando la producción y las exportaciones de petróleo, incentivados por los precios favorables en el mercado internacional. La provincia de Neuquén, donde se concentra la mayor parte de Vaca Muerta, es el motor de crecimiento. Allí, los productores —incluido el principal actor por volumen, YPF— están apostando decididamente por el petróleo, dado el margen para mayores ventas en el extranjero. Sin embargo, los controles cambiarios y la imposibilidad del sector privado de repatriar los dividendos obtenidos se consideran obstáculos a la inversión extranjera.
La simplificación de los procedimientos de autorización en todo el segmento de exportación de petróleo, no solo para la exportación transfronteriza por oleoducto, se considera una forma de estimular la actividad.
Neuquén exportó 22 millones de barriles de crudo (Mb, aproximadamente 60.280b/d) el año pasado, el 22% de su producción total. Catorce empresas de perforación enviaron al exterior, entre las cuales destacan por volumen Vista Energy, Chevron, Shell y Petronas, con el equivalente a 24%, 21%, 12% y 11% de las exportaciones de la provincia, respectivamente.
La tasa de producción de crudo en Neuquén en 2022 se ubicó en 308.660b/d y superó el récord histórico de 308.000b/d que la provincia registró en octubre de 1998. Neuquén apunta a alcanzar 1Mb/d para 2030. Otra fuente de petróleo para exportación es el la cuenca Golfo San Jorge, donde la filial Pan American Energy de BP-BC Energy Investments Corp es un actor importante.
El Gobierno de Argentina considera que la industria de hidrocarburos es una herramienta vital para apuntalar las reservas de divisas del Banco Central a través de la entrada de dólares y, en el caso del gas natural, del remplazo de exportaciones costosas de GNL denominadas en la divisa estadounidense. El sector se vuelve importante en particular hoy, dado el impacto masivo que la sequía está teniendo en los ingresos por exportación de granos.
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